Autor del Post:
Iñigo Mtz de Mandojana Valle
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Hay conversaciones que ya sabes que por muy apreciativas que empiecen, que elogien las fortalezas de alguien, las posibilidades o las grandes hazañas van a acabar en un “Pero”. Es un clásico de la vida.
“Es una joven muy inteligente y con muchas habilidades, PERO....”, “Me ha encantado tu trabajo y como lo has desarrollado PERO...”
La entonación lo dice todo.
Son las putas subordinadas concesivas que dilapidan cualquier atisbo de posibilidad en los y las niñas y adolescentes a las que acompañamos, a las que dedicamos nuestro tiempo, nuestras energías. Son oraciones trampa que muchos profesionales utilizamos para desterrar los deleznables “jamás, nunca, siempre, en ningún caso, imposible” y que nos hacen sentir bien porque ¡joder!, estamos sacando lo mejor de la chavala o del joven. Pero es una trampa, porque la frase opone una dificultad que impide el cumplimiento de la oración principal.
“Podría sacarse el graduado, PERO no quiere”. “Tiene unas habilidades marentales muy buenas y es capaz de pautar a sus hijas de maravilla PERO ella prefiere cuidar de sí misma y llevar a cabo sus hobbies antes que estar con ellas”.
Todos estos años de proceso personal, de formación, de trabajo, de desaprendizaje, de idas al pasado y al futuro, de cuáles son mis esquemas mentales de apego, de qué cosas me gatillan, de dónde me siento seguro... me han llevado a conocer que hay una línea muy pero que muy delgada entre lo exquisito y lo mediocre y que las personas que se dejan caer en nuestros brazos necesitan de Profesionales comprensivos, empáticos, integrados y con una actitud por entender los porqués y para qués. Profesionales que cosen con el hilo de la bondad y sabiduría.
Da igual dónde estés, en un aula preparando los carnavales con tus alumnxs, en un despacho de terapeuta, en un centro de un pueblo al lado de los monjes con adolescentes que no encuentran su lugar, compartiendo tu hogar, tu casa, tu familia con alguien que empieza a formar parte de tu historia de vida o peleando porque unos adolescentes puedan tener la oportunidad de independizarse, o formando a otras profesionales en el arte de los buenos tratos. Es lo mismo que tu sitio sea acompañar a familias en su casa para que ofrezcan su mejor versión a sus hijos e hijas, o que seas el encargado de que un joven tenga que cumplir una medida judicial. No importa que estés 24 horas al pie del cañón en la escuela, con amigos, con la familia y contigo misma, con eso niño tan delicado, ni siquiera que seas la/el responsable de varios menores en un centro de protección, o que noche tras noche garantices el descanso y el afecto. Da igual cómo te llames, quién seas. Ni siendo Huges, Pepa Horno, Elena Borrajo, Fonagy, o el mismísimo Bruce Perry te vas a poder librar de las concesivas. En su versión “sin embargo”, “no obstante”, “aunque”, o lo que es peor “por más que”, “por mucho que” o los “incluso”, te van a seguir allí donde vayas y te las recordarán una y otra vez.
Estas proposiciones con buena o mala fe, son una piedra en la mochila, que convertirán todas las posibilidades de la primera parte de la oración en cenizas, en palabras sin contenido, en más de lo mismo.
Tras 3 años de escritura, de cerebro “pa quí” y cerebro “pa ya”, de la polivagal y la mentalización, de aprender a decir TE MERECES..., de buscar la frase y ejemplo preciso, del trauma complejo, de la honestidad... sigo buscando la manera de reencontrarme con el ESTAR en su forma más Premium, más resiliente, más incondicional, más refinada. Con la posibilidad de poder sacar los matices invisibles a una relación como si de un Ribera de Duero, un Kandisky o un aria de Verdi se tratara. Es ese momento en el que SABES que él y ella lo sabe. En el que hay fibra óptica de última generación entre tú y la otra persona.
En ver que la persona es más de lo que hace, en ver otra vida, otro mundo sabiendo que no son sueños rotos por muy negro que pinte, por muy fracturado, por muy complicado que se antoje. En definitiva, que quiero compartir con vosotros y vosotras la ilusión por las oraciones subordinadas concesivas si acaban en...”pero a tu lado”
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